
After a while I went out and left the hospital and walked back to the hotel in the rain, escribe Hemingway en el último capítulo de A farewell to arms, cuando Henry, atribulado, abandona el hospital en el que ni su hijo ni su esposa han logrado sobrevivir al parto. En Silver Linings Playbook, Pat (Cooper) se queja con sus padres sobre el argumento de la mencionada novela de Hemingway, arguyendo que la vida ya es bastante difícil como para que alguien nos lo recuerde en un libro. (Arroja la novela por la ventana y cae en el jardín.)
Pat, tras ocho meses recluído en un sanatorio mental, regresa a casa con sus padres. Su esposa lo ha dejado y ha levantado una orden de restricción en su contra. Pat es bipolar, su padre, Pat Sr. (De Niro), es adicto al football y a las apuestas.
Pat empleará cualquier estratagema para comunicarse con su esposa y reconciliarse con ella. Entonces conoce a Tiffany (Lawrence), quien, de un modo extraño, brinda a Pat su ayuda. Lo demás es mero excipiente.
Por qué Silver Linings Playbook ostenta ocho nominaciones a los Oscar o por qué ha sido tan bien aceptada por la crítica son cuestionamientos que sólo el dios del cine podría responder. La película posee una manufactura sencilla, un guión fácil (adaptado de una novela; sepa Cristo si la novela será igual de mala), actuaciones que apenas cumplen con los personajes (Lawrence, eso sí, impecable), y un argumento que busca en la enfermedad o en las cuitas de sus protagonistas un trasfondo inexistente, nulo. Además de incurrir en el burdo sentimentalismo y en un desenlace por demás predecible. No entiendo o no quiero entender el afán de preconizar a David O. Russell.
La secuencia del baile es una de las secuencias más ridículas y bochornosas que he visto en mucho tiempo. Está claro que los personajes de Cooper y Lawrence desconocen casi del todo la danza, pero ese baile es irrisorio. Todo lo que se pueda decir a partir de aquí es baladí.
Lacónica mi nota como el fondo de la cinta, concluyo con este pensamiento: Silver Linings Playbook es una película que se agradece cuando, en un domingo de flojera y de sopor, no hay nada en la tele.
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