You talkin' to me?

domingo, 13 de enero de 2013

The Tree of Life (2011)

Es Igdrasil, el Árbol de la vida. Es el pasado, el presente y el porvenir, 
lo que se hizo, hace y hará, la infinita conjugación del verbo Hacer.
CARLYLE, De los Héroes, Primera conferencia

La Naturaleza es el símbolo del espíritu.
EMERSON, Naturaleza


Para el nórdico antiguo, el universo estaba representado por un vasto (si no infinto) árbol en cuyo ramaje se depositaban el pasado, el presente y el porvenir; los nueve mundos. Igdrasil, árbol de la vida, símbolo de la eternidad. Ya el viking entendía la conexión de la naturaleza con el hombre y su relevancia en cualquier ámbito de la existencia. 
No hay mayor signo poético que un árbol generador de la vida. 

Dios, la ubicuidad, se nos aparece en forma de estrellas, de montañas, de llanuras, de bestias, de mares, de arenas infinitas y de selvas inextricables. Lo sentimos en el crepúsculo: el viento, lo contemplamos en la aurora: el sol. La naturaleza es uno de los atributos de Dios, o mejor dicho, es Dios. Cada partícula de polvo, cada célula del hombre, cada minucia que compone el infatigable universo, es, inexorablemente, fracción de Dios. 

Terrence Malick estudió filosofía. Y se nota. Los argumentos filosóficos componen su frugal filmografía. Ralph Waldo Emerson bien pudo haber escrito el guión de The Tree of Life. Si Tarkovski es el poeta del cine, Malick es el filósofo. 

La creación es el concepto esencial de El árbol de la vida. La nobleza de Malick nos iguala a los astros o al reptil extinto. Somos parte del universo, es la idea que Malick trata de transmitirnos; la vida nos rebasa, está allá afuera y no la percibimos, nos obstinamos en el Yo. Buscamos la respuesta en un dios con rostro de hombre y no en la perfección de una nervadura o de una gota de agua. Natura nihil facit frustra.*

El arte no se crea para entenderlo, se crea para interpretarlo. Acaso yo no veo la búsqueda de Dios a través del cristianismo como sí la veo a través del panteísmo. Doctrina del conjunto y la unicidad. Si no, ¿por qué Malick habría representado el pasado coram homine** y el porvenir?

Una vida es todas las vidas, una muerte es todas las muertes. No hay cosa, por ínfima que sea, que no nos remita al universo. Todo hombre que sufre una desgracia es el mismo hombre. 

Todo en Malick es símbolo. La belleza de las secuencias, la historia trágica que se interpola con la historia del infinito; la historia de la eternidad. La muerte de un ser querido y su reencuentro. Todo cabe en Dios, muerte y resurrección, perfidia y redención. 

Lubezki, Pitt, Chastain, Penn, Desplat, son algunos de los nombres que dan forma a esta hermosa obra. Pero acaso los grandes protagonistas del film son el tiempo y la naturaleza.   




     
*La naturaleza no hace nada en vano.
**Antes del hombre.    

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